A diferencia de los grandes centros turísticos de la costa bonaerense, Reta conserva el espíritu de los pueblos costeros de antaño. Fue fundado oficialmente en 1929 por Martín Reta, un estanciero visionario que donó parte de sus tierras para dar vida al balneario.
Según registros de la Municipalidad de Tres Arroyos, su idea era crear un pueblo planificado, con calles trazadas, lotes para viviendas y un acceso directo al mar. En homenaje a su fundador, el lugar adoptó su apellido como nombre, una identidad que mantiene desde entonces.
Con el paso del tiempo, Reta pasó de recibir veraneantes en sulky o a caballo a transformarse en un destino elegido por turistas que llegan en auto, micro o excursiones organizadas. Hoy, con poco más de 500 habitantes estables, el balneario combina historia, naturaleza y hospitalidad.
Las playas de Reta se destacan por su amplitud, tranquilidad y belleza natural. Sus médanos altos y dunas móviles ofrecen escenarios ideales para caminatas, paseos en cuatriciclo o travesías 4x4 en zonas autorizadas.
El entorno es perfecto para quienes buscan descansar lejos del ruido y disfrutar de actividades al aire libre: pesca deportiva, deportes acuáticos, observación de aves o simples jornadas frente al mar abierto.
Durante el verano, el turismo se convierte en el motor económico principal del pueblo, con una oferta de alojamientos familiares, cabañas y campings que mantienen la esencia simple y acogedora del lugar.
Aunque todavía no tiene la fama de otros balnearios bonaerenses, Reta enamora a quienes la visitan. Su ritmo pausado, la cordialidad de sus pobladores y su historia como balneario planificado la convierten en un destino auténtico, ideal para desconectarse y reconectar con la naturaleza.
En un mapa turístico provincial cada vez más diverso, Reta se presenta como una joya escondida en la costa bonaerense: un pequeño pueblo que guarda, entre sus médanos y su mar infinito, la esencia más pura del verano.